domingo, 18 de septiembre de 2011

Petra.


Petra.


Suave y tranquila.

Las caricias sobre tu piel,
los besos en tus mejillas,
Nada.

Solo viento y arena.

Tu historia asombra,
Tu pasado fascina,
Tu presente permanece impasible.

Miro a tus ojos de cristal:
Me traducen el mundo.
Miro a tus mejillas de arena:
Me enseñan a vivir.
Miro a tu corazón de roca:
Lo veo palpitar en el viento...

Petra, princesa de roca, arena y viento.
Llévame a donde nadie antes has llevado
Y enséñame lo que a nadie antes has enseñado...

Petra, mujer surgida entre montañas,
Dime qué es lo que buscas en este mundo de tinieblas,
si tu existencia las disipa día y noche.

Petra... Enséñame a dejar mi corazón volar,
Enséñame a ser libre.
Enséñame...

Petra... En algún lugar y en ninguno estás,
pero te veo a través de mis sentimientos,
eres tú.



Veo las lágrimas recorrer tus frías mejillas de roca.
Veo tus ojos cristalinos brillar como un faro en la inmensidad de la noche...
Oigo tus labios despegarse tras siglos de enmudecimiento...
Oigo tu llamada al mundo... Oigo tu llamada hacia mí...

Porque al fin y al cabo, aunque no lo sepamos, Petra forma parte de cada uno de nosotros, y cada uno de nosotros formamos parte de Petra.


Te amo Petra...
Porque Petra...

Eres tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario