domingo, 18 de septiembre de 2011

Es sólo un día.


Un día.
Muchas personas le buscan significado.

Algunos dicen que es un conjunto de oportunidades que se nos presentan, que podemos aprovechar o dejar pasar, como se deja pasar el tiempo...

Otros dicen que es un regalo, un tiempo en el que disfrutar al máximo ya que la vida está formado por un número limitado de ellos...

¿Tienen razón?

¿Quizá se equivocan?

No hay respuesta válida.
Un día solo es un día.
Sólo.
Veinticuatro horas.
No más.
Con los significados que esto conlleva.
¿Para qué buscar más explicación?

Los días, tienen comienzo y final.
Cada hora, cada minuto, cada segundo, pasa y no se vuelve a recuperar.

¿Debemos vivir cada segundo como parte de un plan infalible, sin fallos, sin errores?

Quizás sí... pero elaborar este plan nos llevaría tiempo...
Mucho tiempo, más del que buenamente una vida humana pueda tener, más del que una persona pueda ni siquiera imaginar, porque imaginar más allá del infinito es locura, y la locura está mal vista en este mundo de estereotipos sin sentido y de corrupción sin fronteras.

¿Debemos vivir nuestra vida como una locura entonces, sin planear nada más, viviendo y viendo como las cosas pasan por nuestras pupilas sin más?

Quizás sí, pero permanecer impasible ante lo que ocurre alrededor nuestra, es doloroso, muy doloroso... Tarde o temprano, un impulso de sensatez arrancado desde lo más interno de nuestro corazón, terminará abriéndose paso hacia el exterior, y luchará por cambiar la realidad.
Cambiar la realidad...

La única verdad, es que un día... es un día.
Es lo único que realmente podemos saber.
El afán del ser humano por saber más allá nos ha llevado a especular sobre lo inespeculable.
Tonterías.
Veinticuatro horas.
Quizás buenas.
Quizás malas.
Quizás inútiles.
Quizás increíbles.
Quizás insoportables.
Quizás largas.

No hay solución.
Aunque algunos digan "La única solución, es la muerte"
Necios.
La muerte no acaba con los días, solo acaba con tus oportunidades.
Tú morirás, pero los días seguirán pasando.
Veinticuatro horas, puntuales, siempre cumpliendo con su deber, pasar lentas pero seguras, dando oportunidades a cada segundo.

No debemos malgastar el tiempo.
No debemos malgastar los días.
Porque algún día, no veremos más oportunidades.
Porque algún día, no te levantarás más.
Porque algún día, no tendrás que preocuparte más por los errores, o por si tal político es un corrupto o por el estado del tráfico.
Porque algún día, no será para tí... un día propiamente dicho.

Pero, ¿para qué preocuparse?
Es sólo un día.

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