domingo, 15 de enero de 2012

Cartas de un futuro encaminado.



Abro la vieja carpeta de dibujos.
¿Dibujos? No sé dibujar.
Aún así,
sobre los trazos de mi bolígrafo y mi mala caligrafía,
plasmados se encuentran.

Historias imposibles.
Amores complicados.
Tonterías plausibles.
Trenes desbocados.

Todo se reduce a elegir.

El tiempo se detiene.
Mentira.

Espera ser útil, pero es desaprovechado.
Miles de opciones sin significado.

Fuera llueve.
Quería sentir la lluvia, pero tenía que elegir.
Hacer una elección, que determinaría mi futuro.

Dos vidas posibles. ¿Dos?
Miles. A cada elección.

Desechamos posibles vidas.
Perdemos posibles recuerdos. Ganamos otros.
Quizá mejores, quizá peores.

Se puede decir, que eso es escoger.

Perder para ganar. Ganar para perder.

Recibir cartas, de un futuro encaminado.

Ahora, estás en una habitación.
Pequeña. Oscura.

Espera. No te muevas.
Ves una tenue luz que deja pasar una opaca ventana.

Una partida de póker.
Un viaje de ida.
Una gota de lluvia en el cristal.
El vaho de una mañana invernal.

Recuerdos de una vida inexistente.
Cartas de un futuro que no verás.

Foto: York, Inglaterra.