jueves, 4 de julio de 2013

Paseo.




Viendo como veo
los guijarros en el suelo
cuando voy cabizbajo
camino al camino,
no sé decir si
me pesan los párpados
o me pesan las alergias.

Siempre encuentro solución
a las líneas y discusiones
que me plantea el viento,
pero esta tarde el viento
corta, y ¡cómo duele!
se lleva mi sangre
y mis palabras
sin conocer adiós
ni adónde.

Cuánto he buscado
ese lugar en el paseo.
Cuánto he buscado
el verdadero sentido
de ir hacia delante.
Cuánto viento se ha parado
a ver el mar frente a mis ojos,
sentado en mi regazo
por días, meses, horas sin tiempo.

Los sentidos me alborotan,
me unen las raíces a los sauces
y me creo salitre marino
en el batir de alas de las gaviotas.
Ojalá me enseñen a volar.

Cierro los ojos
y en mi noche me pregunto,
y son muchas las preguntas
y muy pocas las palabras.



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