martes, 25 de diciembre de 2012

Autolectura comprensiva




Nunca he tenido respeto por mi caligrafía.
Mi obra es sin duda causa del desequilibrio gramatical
propio de un iluso.

No conozco cohesión alguna,
ni orden lógico,
ni siquiera me apoyo
en razones.

Palabras banales,
estridentes, escribo,
emborronando el papel,
saliéndome de los márgenes.

Grafías y fonemas discordantes,
una ironía superior,
y un ego exacerbado.

Un perfecto embrollo,
una orgía de palabras,
mil y un significados elípticos
y algún que otro, diptongo perdido.

Párrafos torcidos,
caligramas mal delimitados,
lectura,
a ritmo de jazz,
swing,
y metáforas dispuestas
a cada esquina.

¿Poesía?

Al final del bolígrafo, no veo más que un papel con dudas...
Nunca he tenido respeto por mi escritura.




No hay comentarios:

Publicar un comentario